miércoles, abril 2

Los dinosaurios en la cultura popular española y portuguesa (14)


por Heraclio Astudillo Pombo, Universitat de Lleida, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl



Los dinosaurios en los medios de comunicación, españoles, más populares: la prensa periódica, el cinema, los cromos y los tebeos. 
Segundo periodo, de 1900 a 1919, inclusive (Continuación, 7ª parte).


Recapitulación:

Seguimos con el tema del Diplodocus, pero dando un salto de siete años hacia el pasado, respecto al último articulo publicado, dedicado al Diplodocus carnegii del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la celebración de cuyo centenario, por todo lo alto, nos "obligó" a tener que dar un salto hacia el futuro. 
Recuperamos la historia de los acontecimientos dinosaurianos de aquella época, contados por la prensa nacional, encargada de informar y responsable de formar la opinión de sus lectores, españoles e hispanohablantes.


A vueltas con el Diplodocus 

Las más de una docena réplicas del esqueleto de Diplodocus carnegii, regaladas por el multimillonario y filántropo, estadounidense, Andrew Carnegie a diferentes Museos de Historia Natural, que en aquella época eran los más importantes del mundo, mantuvo el foco de la prensa y el interés del público, sobre este tipo de grandes dinosaurios durante las dos primeras décadas del pasado siglo XX. La pieza original, conocida como Dippy, se conservaba y exponía en el Carnegie Museum of Natural History de Pittsburgh (EE.UU), la distribución altruista de sus reproducciones, popularizó la figura y la mitología de estos dinosaurios por todos los países, más o menos avanzados, de "occidente"


La revista ilustrada Madrid Científico, publicación madrileña dedicada a la divulgación de los avances de Ciencia y de la Industria de su época, publicaba  en su nº 566, en julio de 1907, en las pp. 335-336, un articulo titulado Los Diplodocus firmado por F. Agème, dedicado a informar sobre el montaje de un esqueleto de un dinosaurio de este tipo, en el Museo de Historia Natural de Francfort (Alemania) y a opinar, de acuerdo a los conocimientos científicos de aquella época, sobre el comportamiento de este tipo de grandes reptiles prehistóricos o "antediluvianos"




LOS DIPLODOCUS


El museo de Francfort acaba de enriquecerse con un magnífico ejemplar de Diplodocus, gigantesco reptil de los tiempos jurásicos, unos ocho millones de años antes de ahora, según los aficionados á estos cómputos siempre inseguros.

Los tales animalitos fósiles están considerados como las criaturas de mayor tamaño que han existido sobre el faz de la tierra. Su longitud de 18 á 21 metros comprobada sobre las piezas esqueléticas y su peso de 25 á 30 toneladas, prudentemente calculado con arreglo á lo que la anatomía comparada enseña, son circunstancias bastantes para que pueda admitirse á los Diplodocus, sin duda alguna, como candidatos al rango de la máxima monstruosidad. 



MONTAJE DEL ESQUELETO. En esta fotografía de 1907, se puede ver a un grupo de especialistas, llegados de EEUU, dando los últimos toques al montaje que aparece visto lateralmente. 
Imagen: Captura de pantalla, ligeramente, mejorada por medios digitales sencillos.



En Wyoming (E.E.U.U.) es donde se han encontrado en relativa abundancia restos fósiles de estos animales. De la famosa cantera llamada Bone Cabin Quarry, allí situada, fué extraído en 1899 el Diplodocus de Francfort. No es precisamente el mayor de los hallados hasta la techa, pues solamente mide la insignificancia de 18 metros y pico de largo; pero es uno de los más completos, tal vez el más completo de todos. A más de esto, la mayor parte de las piezas esqueléticas fueron encontradas conservando su posición relativa natural hasta el extremo de resultar claramente visibles las articulaciones desde la mitad del cuello hasta la décima vértebra de la cola. Las costillas del costado inferior estaban en su posición natural. Las del costado superior un tanto desperdigadas y rotas. El descubrimiento de este ejemplar fué lo que puso término á las dudas y discusiones acerca del número total de vértebras de los Diplodocus y al número de cada región: cuello, cuerpo y cola, datos cuya influencia en las proporciones del animal se deduce bien claramente. En lo que nunca hubo duda es en que los Diplodocus tenían acaso el cuello más largo que se haya paseado sobre el planeta. Cuatro metros y medio, más bien más que menos, resultan para el de Francfort. Algunos más aventajados tendrían basta seis metros. Otro de los caracteres más notables es la enorme cola, de nueve á diez metros de longitud, robusta y poderosa, que prestaba múltiples é importantes servicios al monstruo. 


ASPECTO DEL DIPLODOCUS, SEGÚN RESTAURACIÓN DE CH. R. KNIGHT. Lámina representando, de costado, un Diplodocus, según la concepción del paleoartista estadounidense Charles Robert Knight, muy influido en su ideario dinosauriano, por las ideas del paleontólogo Henry F. Osborn, orientador y supervisor de muchas de sus representaciones artísticas de todo tipo de animales prehistóricos.
Imagen: Captura de pantalla  
 

El Diplodocus era principalmente acuático aunque á las veces hiciera algunas breves incursiones por tierra, sin alejarse mucho de los pantanos en que vivía. Para la natación, la cola servía de propulsor potentísimo que le hacía avanzar rápidamente por el agua. En tierra la cola le servía de apoyo cuando levantaba las patas delanteras en actitud parecida á la de los actuales kanguros australianos. En todas partes, ese látigo de 9 metros de largo y de algunas toneladas de peso era un arma formidable usada en los casos que pudiéramos llamar de «legítima defensa» pues dizen que el Diplodocus era pacífico de suyo y prefería la vergonzosa pero sana huida á los avatares de la lucha, sobre todo si era con algún dinosaurio ó algún otro carnicero de tierra firme. 

Llama también la atención lo minúsculo de la cabeza. Pero, bien mirado, para lo poco que el animal tenía que discurrir y para lo poco que le costaría arrancar y masticar las partes blandas de la vegetación de los pantanos, le bastaría holgadamente con una cabeza de 60 centímetros de longitud y unos cuantos kilos de peso.

El esqueleto destinado al museo de Francfort y la restauración del Diplodocus, hecha á escala muy reducida por Charles R. Kinght, han sido consideradas como obras maestras en su género, y de ellas dan idea los grabados de la página anterior.





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